Editorial, Febrero 2025
A pesar de la masificación de las comunicaciones digitales, la tecnología no ha logrado integrar a los seres humanos en un sistema de gobernanza ágil, eficiente y participativo. La tecnología actual ha permitido que los usuarios interactúen en entornos virtuales, pero ha dejado en sus manos la responsabilidad de una comunicación justa y efectiva, algo que no escala y no garantiza la igualdad de derechos, especialmente cuando grandes grupos enfrentan conflictos de intereses.
Por un lado, la comunicación masiva en redes sociales está enfocada en captar la atención para generar ganancias mediante esquemas publicitarios, lo que ha resultado en plataformas altamente adictivas y sin ningún avance real en la mejora de la comunicación colectiva. La proliferación de discursos de odio, noticias falsas y manipulación social se ha convertido en una característica común de este panorama digital. Por otro lado, las herramientas que los gobiernos utilizan para interactuar con sus ciudadanos han fallado en generar confianza y no logran una adopción efectiva, limitándose a encuestas de opinión y deliberaciones asincrónicas lentas y sin moderación, similares a foros.
Las plataformas actuales de comunicación masiva tienen límites claros. Cuando un grupo de cientos de personas se reúne, surgen problemas como interrupciones, falta de respeto, pérdida de tiempo y poca participación. Imaginemos a 200 personas en una sala tratando de elaborar una declaración compartida sobre un tema controversial. Naturalmente, el caos se apoderaría de la discusión. Ahora imaginen a esas mismas personas reunidas en la Asamblea General de la ONU. Aquí, el marco propuesto facilita que se maneje la información de manera efectiva, permitiendo llegar a un acuerdo mediante un proceso justo de votación. Las soluciones actuales de comunicación masiva funcionan como esa sala desorganizada, mientras que nosotros somos el parlamento virtual que proporciona el marco necesario para alcanzar un consenso real. Ofrecemos un sistema de gobernanza integral que va más allá de encuestas y deliberaciones lentas, permitiendo a los usuarios participar en tiempo real en la formulación de políticas que impactan directamente a sus organizaciones.
¿Por qué ahora es el momento adecuado para salir al mercado?
El momento de acelerar la toma de decisiones, la innovación y la adaptabilidad nunca ha sido tan urgente. Las sociedades modernas están cambiando a un ritmo acelerado, y los órganos legislativos y gubernamentales, creados para regular y gestionar estos cambios, luchan por mantenerse al día. Las tecnologías de inteligencia artificial se están desplegando sin un consenso global sobre cómo controlarlas de manera responsable, lo que pone en riesgo la confianza pública en lo que se considera real. La manipulación política en las redes sociales ha alcanzado niveles alarmantes, y su naturaleza adictiva está afectando gravemente la salud mental de los usuarios. Además, los gobiernos de todo el mundo enfrentan enormes obstáculos para regular la transición hacia energías sostenibles debido a la centralización del poder y la corrupción.
Hoy es el momento de revolucionar la toma de decisiones y la colaboración, de ofrecer sistemas que no solo permitan pensar y debatir, sino que posibiliten la acción real. Ahora es el momento de implementar proyectos que resuelvan problemas urgentes y que realmente marquen la diferencia en nuestras sociedades.